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Cómo redactar un contrato de comisión mercantil en México paso a paso.

Modelo de contrato de comisión mercantil: qué incluir y qué evitar


1. La escena que todos hemos visto


Una empresa quiere crecer sin llenar la nómina. Un agente independiente –el comisionista– ofrece abrir puertas y vender. El trato suena tan lógico que muchas veces basta un apretón de manos o un correo con “nos repartimos la ganancia”. Meses después llegan los reclamos:


  • “Ese cliente lo traje yo.”

  • “Nunca me pagaste la comisión completa.”

  • “Ahora trabajo con tu competidor.”


El problema no es la figura de la comisión mercantil –que la ley mexicana permite y fomenta–, sino apoyarse en acuerdos difusos o en plantillas genéricas que dejan huecos críticos.


Empresario que celebró Contrato de comisión mercantil

2. Puntos que todo contrato de comisión mercantil debe cubrir


a) Objeto y territorio Detalla qué productos o servicios se promueven y en qué zonas. Si el texto es ambiguo el comisionista puede ofrecer artículos que el comitente ni fabrica, o firmar en países donde no hay logística preparada.


b) Naturaleza independiente Debe quedar claro que el comisionista no es empleado. Así se evita que mañana reclame prestaciones laborales. El contrato precisa que cobra honorarios variables –la comisión– y maneja sus propios horarios y personal.


c) Cálculo y pago de comisiones Por más confianza que exista, el porcentaje y el momento de pago no pueden “quedar al aire”. El documento debe explicar: base de la comisión (venta bruta, neta, con o sin impuestos), fecha límite para facturar y plazo máximo de pago después de que el cliente liquide. Sin esta fórmula, la primera factura grande se convierte en discusión infinita.


d) Confidencialidad y no competencia El comisionista conocerá precios, márgenes y hasta estrategias internas; una cláusula de confidencialidad lo obliga a guardar reserva y una restricción de competencia razonable (territorio, productos, tiempo) impide que use esos datos para vender a la competencia al día siguiente.


e) Duración, revisiones y “salida ordenada” Un plazo de vigencia, fechas de revisión de desempeño y causas claras de rescisión evitan sorpresas. También conviene pactar un periodo razonable de preaviso y qué pasa con las comisiones pendientes si la relación termina.


f) Supervivencia de comisiones Cuando el comisionista trae un cliente nuevo, suele merecer comisiones por las compras futuras de ese cliente durante cierto tiempo, incluso si el contrato ya terminó. Sin esta regla, las partes pelean cada venta repetida.


g) Jurisdicción y mecanismo de solución de disputas Elegir de antemano a qué tribunales acudir (por ejemplo, Cuernavaca, Morelos) o fijar un arbitraje privado ahorra meses de debate sobre “dónde demandar”.


3. Consejos prácticos para cada parte


Para el comitente (fabricante o proveedor):


  • Proporciona listas actualizadas de productos, precios y material de marketing; si cambias algo, notifícalo por escrito.

  • Paga comisiones puntualmente y lleva reportes de ventas accesibles; la transparencia evita sospechas de “ventas ocultas”.

  • Respeta la cartera protegida: intentar desviar a los clientes del agente para ahorrarte, la comisión suele terminar en litigio… y se pierde más que la comisión.


Para el comisionista (agente de ventas):


  • Actúa solo dentro del mandato: vender fuera del catálogo o del territorio pactado puede generarte responsabilidad civil.

  • Emite facturas correctas y archiva correos, cotizaciones y órdenes de compra; son tu prueba para cobrar.

  • Cumple la cláusula de confidencialidad y no competencia: la tentación de llevar la cartera a otra marca puede salir carísima si el contrato permite indemnizaciones.


4. Buenas prácticas antes de la firma


  1. Anexos firmados: lista de productos, territorios, metas y cartera protegida deben ir en anexos con rúbricas; si algo cambia, se firma un nuevo anexo.

  2. Poderes actualizados: revisa que quienes firman (persona física o representante legal) tengan facultades vigentes; un contrato sin poderes válidos se cae en tribunales.

  3. Revisión anual: pacta una fecha para sentarse a evaluar ventas y ajustar cláusulas; las empresas cambian y el contrato debe evolucionar.


5. El costo de ahorrar en abogados


Litigar un pleito de comisiones suele implicar peritos contables, traducciones de correos, viajes para testimonios y meses (o años) de inactividad comercial. Muchas veces ese gasto supera con creces, lo que habría costado redactar un contrato robusto desde el inicio.


6. ¿Plantilla o traje a la medida?


Las plantillas descargadas en internet sirven como referencia para entender la estructura general, pero cada industria y cada relación comercial tienen matices: si el producto se exporta, surgen temas de logística y aduanas; si el agente opera en varios países, se debe armonizar la ley aplicable en cada mercado; si pertenece a un grupo económico, conviene obligar solidariamente a las filiales que vendan gracias a esa gestión. Un abogado especializado detecta esos matices y los plasma en cláusulas con lenguaje claro y equilibrado.


7. Conclusión


El contrato de comisión mercantil es mucho más que “yo vendo y cobro un porcentaje”. Es el seguro que protege tu expansión comercial, tus relaciones con clientes y la confianza entre socios de negocio. Dedicar tiempo y algo de presupuesto a blindarlo evita que un buen trato termine en un mal pleito.


En FIMA podemos revisar tu borrador o redactar uno nuevo, explicándote cada párrafo en palabras sencillas y adaptándolo a tu giro, tu mercado y tus necesidades. Escríbenos a abogados@fimamx.com o envíanos un WhatsApp al +52 1 777 333 2376. Tu crecimiento merece seguridad jurídica desde la primera venta.

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